BAHAMAS EN KAYAK

Fue en verano de 2014 cuando mi amigo Pablo y yo decidimos hacer otra de nuestras locuras y viajar a las Islas Bahamas para recorrer sus cayos en kayak, sin más ayuda que la de nuestros brazos para remar.

Estuvimos una semana sin ver a ni una sóla persona, remando de cayo en cayo, desiertos, silenciosos, pescando con arpón y cocinando lo que pescábamos en fuegos que encendíamos recogiendo las ramas secas que nos ofrecía cada una de las playas en las que desembarcábamos.

Bebíamos agua a temperatura ambiente (caliente) que llebábamos en bolsas dentro de los compartimentos de nuestros kayaks, donde debíamos encontrar también espacio para meter nuestra tienda de campaña, esterillas, sacos de verano y algunas latas de conservas que compramos a precio de oro en una pequeña tienda de ultramarinos local antes de zarpar.

DÍA 1

Nuestro viaje comenzó en Madrid destino Nassau con escala en Nueva York. La verdad que nos hacía ilusión pasar unas horas en NYC, aunque fue una buena paliza ya que habíamos dormido poco en el vuelo.

Recuerdo que llegamos al medio día y conseguimos que facturaran nuestras maletas para poder visitar la ciudad sin cargas. Servicio de consigna de maletas no había en aquella época en el aeropuerto de Newark.

Preguntamos cómo llegar a Manhattan y tan pronto lo averiguamos nos embarcamos en un bus que nos dejó en pleno centro, al lado de un kiosco donde comprar el billete para montarnos en el autobús turístico, del que podías bajar y subir todo lo que quisieras en un día…más que suficiente para nosotros, que disponíamos de unas 12 horas efectivas para hacer turismo. Nos pareció la mejor opción para visitar los sitios más emblemáticos en tan poco tiempo.

Pensábamos darlo todo y aguantar en Manhattan hasta que saliera nuestro vuelo al amanecer el día siguiente, pues estábamos en NYC, la ciudad que nunca duerme.

Resultado: a las 22:00 de la noche (hora local, nuestras 3 de la mañana) estábamos ya tan agotados que nos fuimos a comer a un McDonalds (de proporciones nunca vistas) y volvimos al aeropuerto de Newark a echar una cabezada en la primera esquina, más o menos discreta y cómoda, que vimos. 

DÍA 2

A las 4 de la mañaba ya estábamos desayunando en un Dunking Donuts del aeropuerto, emocionados porque en breve íbamos a embarcar hacia las paradisíacas Islas Bahamas. Y así fue cómo aterrizamos en Nassau, la capital de Bahamas, también al medio día.

Cogimos un taxi y nos dirigimos al hostal que teníamos reservado en pleno centro. El GRAND CENTRAL HOTEL, un hostal discreto y modesto, pero bien situado, que nos permitió visitar los lugares de interés cómodamente y sin gastar mucho.

En cualquier caso os dejo un mapa interactivo donde podéis ver y reservar otros muchos hoteles disponibles en Nassau:

Booking.com

Esa tarde la dedicamos a descansar y caminar por el centro de la ciudad. Recuerdo que estábamos muy cerca del puerto donde atracaban los cruceros y que de vez en cuando bajaba una avalancha de gente que alquilaba scooters para recorrer las isla rápidamente y volver antes de zarpar de nuevo rumbo a otra isla caribeña.

DÍA 3

Y, por fin, llegó el tan ansiado día de bucear con tiburones de la mano del famoso centro de buceo Stuart Cove. Recuerdo que estábamos super emocionados y a la vez asustados, aunque ninguno de los dos lo quería verbalizar demasiado para no entrar en pánico (jaja).

Stuart Cove tiene su centro de buceo en la parte sur de la isla, South West Bay. Una vez te montas en el barco, te llevan no muy lejos de la costa, a aguas poco profundas, donde la visibilidad es muy buena. Cuando todo el grupo ha llegado al fondo y se ha colocado en círculo hay que elegir entre permanecer de rodillas o tumbados (hay unas rocas a las que puedes agarrarte si tu flotabilidad no es muy buena). Eso sí, te advierten de que, una vez elegida la posición, no debes cambiarla para evitar movimientos bruscos que confundan a los tiburones y puedan provocar un accidente. Extender los brazos está terminantemente prohibido por la misma razón.

Ya colocados y estáticos, se puede ver cómo desde el barco baja un especialista con una caja llena de cebo y los tiburones se van acercando. Este especialista lleva parte de su cuerpo recubierto con un traje de malla de cota. Cuando el especialista llega al centro del círculo, ya viene rodeado de numerosos tiburones que han olido el cebo y que para nada parecen interesados en comerte, pasan cerca de ti (incluso te rozan) pero no te da la sensación de que vayan a intentar atacarte.

Después de que el especialista haya sacado el cebo y lo haya ofrecido a los tiburones, se aleja con la caja y, con él, los tiburones. Cuando ya han desaparecido de nuestra vista, nos indican que podemos ir subiendo lentamente al barco sin hacer movimientos bruscos o chapoteos. También nos acompaña un fotógrafo especializado.

DÍA 4

Ya más relajados por haber superado la prueba de los tiburones, nos levantamos con ganas de empezar a explorar la isla. En el hostal nos aconsejaron coger un autobús y visitar Paradise Island, una isla situada frente a la capital y comunicada con la isla principal por un puente.

Se trata de una isla con hoteles de lujo y viviendas exclusivas, casino, aquarium y campos de golf. Nosotros nos dedicamos a caminar por Cabbage Beach y hacer snorkelling en las pocas zonas rocosas que había.

A la vuelta, en vez de en autobís, decidimos volver en barco desde la Terminal de Ferries, que está situada debajo del puente que cruza hacia la isla principal.

DÍA 5

Metimos en nuestra mochila aletas y gafas y comenzamos a buscar una playa donde quitarnos el mono y, sorprendentemente, en pleno centro de la capital encontramos la playa urbana de West Esplanade Beach.

Era increíble ver cómo, en plena ciudad, cerca del puerto, el agua estaba tan limpia y había tanta vida. Bueno, vida comparando con España porque luego nos dimos verdaderamente cuenta de que eso no era nada comparado con la vida bajo el mar en los salvajes e inhabitadas cayos de Exuma.

Luego, nos aventuramos a alejarnos en autobús y buscar otras playas. Nos bajamos en Orange Hill Beach, cerca de una cuevas (The Caves) que estaban a pie de carretera. Y, para añadir al día un poco de aventura, terminamos comiendo algo en un chiringuito en Love Beach. No hubiéramos llegado allí de no haber sido por un local que paró su coche y nos preguntó a dónde íbamos caminando por la carretera con tanto calor. Cuando le dijimos que estábamos buscando algún sitio para comer, se ofreció a llevarnos a este sitio. La vuelta la hicimos en el bus de siempre, el que daba la vuelta a la isla.

DÍA 6

Llegó otro día emocionante, ponemos rumbo a Exuma, donde pasaríamos los próximos 10 días navegando en kayak por solitarios cayos. Era increíble ver esas aguas turquesas desde el avión.

Cuando llegamos a George Town, la capital de Exuma, cogimos un taxi y, siguiendo las indicaciones de Dallas & Tamara Knowles, de Out Island Explorers, nos dirigimos a una tienda de ultramarinos, Exuma Market, que hay situada en el centro, cerca del puerto.

Allí, tras hacer una mínima compra, consistente en su mayoría en latas de conserva, nos recogió Dallas con los 2 kayaks y material que le habíamos alquilado para esos días.

Mapa travesía kayak

Nos dirigimos sin perder más tiempo al norte de la isla y en el Shoreline Restaurant and Bar empaquetamos nuetros equipos y comida y cargamos nuestros kayaks rumbo al primer cayo deshabitado, bueno, deshabitado por personas, pero hogar de una piara de cerdos que corrieron a nuestro encuentro nada más escuchar nuestra llegada.

No es la famosa isla de los cerdos, pero se pueden ver los mismos cerdos y de forma más accesible desde Great Exuma. Después de esta curiosa y divertida experiencia, seguimos remando a lo largo de los pequeños cayos, deleitados por tanta naturaleza en estado puro.

Decidimos pasar la noche en un pequeño cayo sin nombre que nos ofrecía una zona de playa para montar la tienda y preparar la cena.

DÍA 7

Este día comenzamos remando en dirección norte, siguiendo la líneas de cayos hasta Rat Cay. Allí vimos que había una playa con árboles, buenos para acampar, pero era demasiado temprano, quedaba mucho día por delante, así que decidimos comer, descansar un rato y seguir remando hacia Norman’s Pond Cay . Por el camino cruzamos unos bancos de arena preciosos.

Aunque inicialmente teníamos pensado seguir remando más al norte, nos gustó tanto el sitio que nos quedamos 3 días en Norman’s Pond Cay y desde allí exploramos los alrededores.

DÍA 8

Recorrimos el cayo hasta el final y no le dimos la vuelta porque había muchas corrientes y hacía demasiado viento. Nos quedamos al fínal en las cercanías de una especia de blue hole (agujero azul) que había, echando comida en el agua a ver si venían tiburones y podíamos hacer fotos (¡qué locura!). A la vuelta nos metimos en unos manglares, vimos (o creímos ver) una aleta de tiburón y salimos corriendo.

En Norman’s Pond Cay nos dio tiempo a relajarnos, aunque nos llevamos algún que otro susto cuando vimos aparecer de entre la maleza una iguana gigante.

También los cangrejos aprovechaban cualquier momento para rebañar nuestros platos de la cena.

Y ya el remate de los tomates…¡la tontuna del aburrimiento!

DÍA 9

Dallas nos había dicho que cerca de Norman’s Pond Cay había una especie de peñote bajo cuyas aguas yacía un campo de corales protegido. Así que decidimos ir hasta allí y definitivamente mereció la pena.

Es uno de los sitios más bonitos que he visto en mi vida. La riqueza de vida y colores era tal que parecía un acuario gigante.

DÍA 10

Y después de 3 días en Norman’s Pond Cay a New Cay llegó el gran momento de remar en mar abierto unos 5 – 6 kms hasta New Cay. La verdad que impresiona bastante no ver el fondo del mar y estar sometidos constantemente a un pequeño oleaje. Yo reconozco que remé sin descansar ni mirar atrás, casi que sólo escuchaba mi respiración y con la mirada fija en New Cay, que cada vez se iba haciendo más grande conforme nos acercábamos. Una vez allí, paramos adescansar en la primera playita que vimos y ya pudimos respirar tranquilos a ver de nuevo aguas poco profundas y cristalinas bajo nuestros kayaks.

Montamos un pequeño campamento y nos pusimos a coger leña uno y a pescar otro.

Una vez descansados, continuamos nuestro camino pasando por Brigantine Cay hasta Lily Cay, donde pasamos la noche.

DÍA 11

De Lily Cay a Long Cay nos lo tomamos con calma ya que no había mucha distancia, con lo que atravesamos parte de manglares, paramos en alguna playa que vimos e incluso hicimos snorkelling mientras tirábamos de nuestros kayaks.

En Long Cay montamos campamento y como llovía decidimos meternos a hacer snorkelling con uno de los kayaks, vimos una langosta y pasamos casi 2 horas intentando atraparla…¡y lo conseguimos!

DÍA 12

Y finalmente, abandonamos Long Cay de vuelta a Great Exuma. Dallas nos había dicho que teníamos que esperarle en una casa de madera abandonada a la cual podíamos acceder con los kayaks.

Efectivamente, a la hora acordada allí nos recogió, con una nevera llena de latas de coca cola fresquitas…¡madre mía, qué bien nos supieron después de tantos días bebiendo agua a temperatura ambiente!

Nos acercó a nuestro hotel, donde nos dimos una buena ducha y alquilamos un coche para ir a cenar como Dios manda.

DÍA 13

Aprovechamos para recorrer la isla con el coche y vivitar Stocking Island, una isla que está muy cerca de George Town, se ve a simple vista desde el puerto. Allí se pueden visitar rayas manta e incluso tocarlas.

DÍA 14

Se acabaron prácticamente nuestras vacaciones. Volamos de Exuma a Nassau y allí hicimos noche en el mismo hostal que nos alojamos los primeros días.

DÍA 15

Vuelo Nassau-NYC-Madrid.

Os dejo el vídeo que hizo Pablo y que resume un poco nuestras andadas por los cayos de Exuma, ¡espero que os guste!

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